Enseñando en ICEC PUCV: Jessica, Víctor y Rodrigo analizan su rol como facilitadores

“Enseñar en base a la ciencia y con base a la investigación es un gran reto, ya que cada día ocurre algo nuevo, el mundo continúa y nuestros estudiantes necesitan conocer su medio, su entorno, hacerse preguntas, guiarlos, escucharlos, motivarlos… Eso es ICEC, eso te enseña, eso es lo que durante los pocos días que estuve con mis colegas nuevos quise que entendieran, que son las ganas de estar en un aula, las ganas de enseñarles a tus estudiantes, que observar es importante y que estarás al lado de ellos hasta que lo logren. Es un gran orgullo y desafío a la vez”, así define Jessica Espinoza, docente que cursó el Programa de Indagación Científica para la Educación en Ciencias (ICEC) en la PUCV, la experiencia de ser facilitadora en la tercera versión del programa.

La profesora del Liceo Eugenia Subercaseaux de Cartagena fue parte de los siete profesores que aportaron desde su práctica y conocimientos con quienes cursan actualmente el programa.

Jessica Espinoza puntualiza que ICEC PUCV es un “hito” en su carrera profesional que marca un antes y un después en las prácticas pedagógicas de muchos docentes. “Ahora te detendrás y analizarás tus clases, ahora tu foco no solamente es tomar el currículum y pasarlo porque solo UTP te lo pide; ahora es mirar el currículum y cuestionarte si es lo correcto o si le cambiamos esto con aquello se logra la habilidad que se me pide”, reflexiona.

También muy satisfactoria resultó la experiencia de ser facilitador en esta tercera cohorte del programa para Víctor Carreño Paredes, profesor del Colegio España de San Antonio. “Me trae enormes recuerdos de mi paso inicial por el programa, de las interrogantes que tenía, de la innegable falta de preparación en algunas áreas de mi quehacer, de las deficiencias en cuanto al trabajo en comunidad, de la falta de un análisis objetivo y profundo de mis propias trabas y cómo ellas influyen en el interactuar con los estudiantes y muchas otras situaciones que eran parte de mi quehacer cotidiano”, repasa.

Agrega que nunca hay que olvidar que a la hora de enseñar “antes fuimos enseñados, porque de no ser así el aprendizaje podría llevarnos a considerarnos muy experimentados y sabios, y esto mal encausado se transforma en soberbia”.

Para Víctor Carreño, fue enriquecedor y sorprendente “el hecho que en nuestro tránsito por el programa ICEC adquirimos múltiples y diversos aprendizajes -a veces sin darnos real cuenta de ello- y actividades como éstas nos permiten visualizar efectivamente dicha situación”.

La experiencia en la sala de clases

Desde La Calera, Rodrigo Flores Alfaro, profesor de la Escuela Básica El Libertador de dicha comuna y alumno del primer ICEC de la PUCV, rememora lo desafiante de esta nueva experiencia como facilitador y cómo fue su primer día:

“El primer día en que empezó la tercera entrega de este curso de perfeccionamiento para profesores y profesoras llegué muy nervioso, saludando a los profesores que me habían hecho clase a mí, como un alumno más, pero ellos me dijeron que ahora era parte del equipo, que el saludo tendría que ser diferente. Ese pequeño gesto me hizo sentirme súper cómodo y parte del equipo. Me sentí muy nervioso al momento de ponerme delante de un grupo de profesores y profesoras que se enfrentan a algo nuevo como el ICEC, preguntándome si era capaz de aportar en algo a los nuevos estudiantes. Algo que se fue respondiendo en el transcurso de las clases y donde entendí que mi aporte era en relación a que soy un profesor de una escuela, con alumnos vulnerables, con colegas y directivos que te ven raro por hacer cosas medias locas o ruidosas, o fuera de la sala de clases, en definitiva, a realidades medias parecidas a las que ellos se desarrollan como docentes”.

El docente finaliza señalando que la experiencia ha sido “fantástica” y que ha contribuido a su desarrollo profesional.